Rodolfo “Pipo” Rodríguez, un ícono corondino, es al protagonista de “Legados” de esta semana. Su trayectoria en la locución de más de 41 años, que lo llevó a los mayores escenarios del país y a trabajar con grandes de la cultura popular. En  el Día de la Tradición repasamos la vida de un hombre que dedicó su carrera a resaltar nuestra la identidad nacional. Al estilo “Desde el Faro” te dejamos los momentos más destacados de la nota, y lo que no se vio en el video.

“Después de la escuela secundaria, hice un año de veterinaria en Esperanza y un año de profesorado de geografía. Viste cuando algo te gusta pero no, había algo que me decía que no era por ahí. En ese momento aparece Luis Mino, que tenía acá en Coronda la propaladora LM5 (Luis Mino 5 bocinas). En su oficina había un tocadiscos, un grabador y un micrófono, y arriba en el techo un parlante, y 4 parlantes más distribuidos en la ciudad, todos conectados con cables por arriba de los techos de las casas”.

Luis Mino, otro corondino famoso, fue quien le abrió la primera puerta a Pipo

“Luis apareció en mi casa diciéndome que necesitaba alguien para reemplazar a un muchacho que se le iba. No quise saber nada al principio, le dije que me daba vergüenza. Pero me convenció diciendo que no tenía que hablar”.

“Al principio solo ponía casetes con música y nada más, pero a los dos o tres días empezaron a llegar los dueños de las funerarias con las necrológicas. Y había que pasarlos, porque la única forma que tenía la gente de enterarse de los muertos era esa. Y ahí empecé, con un miedo terrible, un disco de música necrológica de fondo y leyendo los muertos. La gente cuando escuchaba esa melodía se paraba en las esquinas para escuchar quien había muerto”.

“Al poquito tiempo me di cuenta que eso me gustaba y que no podía hacerlo mal, así que decidí ponerme a estudiar. Me acuerdo que yo escuchaba “Rapidísimo” por Radio Rivadavia, era fanático; Héctor Larrea, Reyna Morán, Beba Vignola, Luis Landriscina, Mario Sánchez… Era el programa de radio del país. Y a mí me encantaba escuchar como tandeaban las locutoras, los chistes, todo. Eso es lo que me gustaba hacer, no era el periodismo ni esas cosas, sino lo que ellos hacían”.

“Por las noches, en casa, agarraba un diario, y los leía en voz alta. 
Todo eso lo volqué a la difusora. Entonces pasé de leer los muertos a empezar
a hablar yo. Le pedí permiso a Luis y empecé a hacer lo que antes hacía Luis.
Y la gente se fue acostumbrando a oírme haciendo un programa
por un parlante, que se escuchaba según para donde iba el viento”.

“Al tiempo, escucho en radio San Genaro que llamaban a concurso de locutores. Agarré, así como estaba, me tomé un colectivo y me fui. Me presenté en ese edificio chiquito que antes tenía la radio, entro y estaba el Jefe de Locutores; Eduardo Pierella. Me dio un diario y  una carpeta de publicidad y a grabar. Subió al primer piso con el casete, donde estaba Cavallera, el Director y cuando baja me dice “sos vos”.  Al otro día comencé en Radio San Genaro, era el año 1985. Estuve 5 años ahí que me sirvieron muchísimos”.

Los inicios en LT23 Radio San Genaro

“En el año ‘90, me entero de un concurso en Radio Nacional Santa Fe LRA14. Me presento y era con Julio Maharviz; ¿sabes lo que era hacer un concurso con él? Bravo, un exigente total. Y lo gané, y de 12 a 18 horas, durante 25 años, lideramos con la Tarde de Radio Nacional con música nuestra”.

Julio Maharviz «La Voz del Cosquín» lo llevó al Escenario Mayor del Folclore

“En el transcurso de esa etapa, Maharviz me lleva para conducir con él y con Miguel Ángel Gutiérrez, unas de las ediciones del Festival Mayor de Cosquín. Esa noche, entre el público, estaba Luis Landriscina con su esposa. Me vieron y justo da la casualidad que después del festival ellos se van a una peña chiquita a cenar, y yo estaba animando justo esa peña que se llamaba “Casa de Santa Fe”.  Ahí, Don Luis me manda a llamar. Cuando voy me pregunta quién era y que le gustaba lo que hacía. Me tiró dos o tres preguntas de folclore y se las respondí al toque. Le nombré su obra completa, hasta los discos en dónde él canta. Quedó impresionado. Pasaba que en radio Nacional hay una discoteca impresionante, y yo cuando no estaba al aire, me encerraba ahí y escuchaba todo”.

“Me pidió el número de teléfono y a los 3 meses me llamó. Estaba haciendo un concurso para locutor de Don Verídico, porque no lo hacía más con Héctor Larrea. Quiero que te anotes me dijo. Me tomaron la prueba en Sunchales, hice la prueba con el hijo de Luis, grabamos y al poquito tiempo se comunicó él directamente para decirme que había quedado, que nos íbamos a Uruguay”.

“Cada 3 meses, durante 3 días, nos íbamos a Colonia y de ahí a Montevideo donde grabábamos cientos y cientos de programas de Don Verídico para la FM Septiembre de Montevideo. Después compró los derechos Radio Colonia, así que ahí empezamos a grabar en los estudios que la radio tenía en Buenos Aires, al lado de Crónica TV. Ahí trabajé con Beba Vignola, con Juan Carlos Mareco, que era mi horizonte. Cantante, actor de cine, de telenovelas, locutor, periodista, hacía todo y yo era su fan N°1”.

“Yo hago lo que me gusta y lo que siento que sé hacer. En la radio y en el escenario. No puedo ser un locutor serio con esta cara y estos pelos (risas). Yo subo al escenario y la gente empieza a reírse porque ya sabe que me voy a salir con alguna, están esperando eso, que haga un chiste, que me baje del escenario, que cante, que baile o recite”.

“Nunca me fui de Coronda, jamás pude cortar el cordón umbilical. Siempre necesité tomar aunque sea dos mates con mis padres y charlar con ellos un ratito. Ahora, que ya no están, los extraño mucho porque siempre fui muy casero, de estar con ellos, de llevarlos a todos los festivales. Cuando me contrataban me ofrecían hoteles pero yo les decía que no, porque a ellos les encantaba acampar, así que nos íbamos en carpa y ahí nos quedábamos”.

“Mucha gente valora como soy. Yo ando en bicicleta, mi casa es humilde, crío aves de raza y soy proteccionista independiente. El sueldo se me va en castraciones, alimentos balanceados, veterinarios. Pero me gusta, soy feliz así, no me sale ser indiferente a un animal sufriendo. Y cuando me jubile me pienso dedicar exclusivamente a eso”.

“He trabajado en cantidad de medios, pero jamás me fui mal de alguno, porque siempre en mi trabajo traté de mantener un ambiente agradable, que mis compañeros se rían, se diviertan, intentar ayudarlos, respetarlos a ellos, al oyente y al medio. Yo, por momentos, soy medio lengua suelta pero porque siempre me manejo con el doble sentido, voy al límite, pero es parte de un juego que a la gente le divierte, le da un respiro en medio de tantas noticias malas”.

“Lo mejor que me dejó la locución fueron las amistades, los artistas. Landriscina me llama noche por medio para hablar, Orlando Veracruz, María Ofelia que es mi madrina artística, Miguel Angel Morelli, los Hermanos Qüesta, los payadores. Y por supuesto el cariño del público, que te hace recordar todo el tiempo de tu trayectoria, tus programas, tus personajes”.

“Los tiempos cambiaron. El Pipo de antes no tenía donde estudiar, no sabía cómo hacerlo, no había una institución que nos facilitara ese acceso al estudio, y sin embargo lo hice. Yo hacía radio con el Diario El Litoral, con noticias viejas del día anterior, todo a mano, recortando noticias, escribiendo, tachando sobre los boletines. Hoy en día, te sentas en el estudio, prendes la computadora y se te abre el mundo en una pantalla, es mucho más fácil, no tenés ni que hablar casi, la noticia te llega por todas partes al instante, en vivo y sólo tenés que comentar lo que estás viendo. Todo cambió para mejor”.

“En los ‘80 escuchaba en la “spika” (aparato radial de la época), el boletín de LT9 de Santa Fe, con el ruido a fritura de la AM, y con una birome y un papel anotaba los resúmenes, y con eso iba al micrófono y hacia el boletín. Teníamos una sola teletipo de TELAM, pero no podíamos leer 5 veces la misma noticia en el día, así que había que sacar la información de donde sea.

“Cuando renuncié a Radio Nacional por cuestiones políticas, me vine a Coronda, donde empecé a hacer lo mismo pero en televisión. Este año me llamó Gastón Vaschetto, un viejo compañero de LT 23, que había comprado la radio y que yo no podía faltar. Así que me montaron todo el estudio en mi casa y desde ahí hago todas las tardes el programa. Hago Pipolandia en San Genaro y en FM Río de Coronda”.

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