El 8 de octubre se conmemoró el Día del Profesor de Educación Física, dándonos pie al “Legado” de esta semana. Egdar “El Pelado” Balaudo, referente histórico de esta profesión. En su homenaje, el Centro de Educación Física de la ciudad y la tradicional maratón de la Escuela Industrial llevan su nombre. Generaciones de profes y alumnos, lo recuerdan siempre con cariño. Claudio Balaudo, su hijo, continuó con el legado de su padre y nos cuenta sobre este vínculo, como le transmitió a su hijo y alumno, lo que aprendió de su padre y repasa algunas anécdotas imperdibles.

“EL PELADO” SEGÚN CLAUDIO. SU HISTORIA Y POR QUÉ SE CONVIRTIÓ EN ÍCONO DE LA PROFESIÓN

“Mi viejo fue un tipo al que siempre le gustó el deporte. Fue gimnasta, levantador olímpico, campeón argentino de levantamiento de pesas, campeón provincial de saltos ornamentales de trampolín, hacía de todo”.
“Gracias a una beca que le dieron en la Escuela de Comercio a través de Angélica Baetti, se fue a estudiar Educación Física a San Fernando que en ese momento era el único instituto de educación física del país. Él siempre contaba que se iba en marzo y no volvía a Gálvez hasta febrero del año siguiente, porque no había plata ni tantos medios de transporte como hay hoy”.
“Allá se recibió de Profe y consiguió trabajo en el club Independiente de Rafaela y a su vez tenía algunas horas en el Colegio San José de Esperanza. En ese momento, el Profesor Senn, que era de Esperanza y al que tuve la suerte de conocer, trabajaba acá en Gálvez, se contacta con mi papá y permutan las horas. Así fue que en el año ’60 se viene a trabajar acá y arranca en la Escuela de Comercio.
“Coincidimos en un tiempo, trabajamos juntos. Luego, cuando él, ya en sus últimos tiempos como profe, se opera la pierna, tengo la oportunidad de ser quien lo reemplace. Así que entre mi viejo y yo cubrimos más de 60 años ininterrumpidos de educación física en la Escuela de Comercio, y en la Escuela Industrial un poco menos, pero no tanto”.
“Lo que mi papá tenía con sus alumnos es difícil de explicar.
A él le gustaba compartir mucho su experiencia, charlar mucho.
Son esas cosas que algunos tienen y que lo hacen especiales.
Caía bien”.

LA MISMA PROFESIÓN… DISTINTAS ÉPOCAS
“Es cierto que eran otras épocas, donde la relación de los profes con los alumnos era muy distinta a la que se puede dar ahora”.
“Charlando con ex alumnos de é, te dicen que con mi viejo vivían experiencias inéditas. En aquella época ir a un intercolegial a Santa Fe era una locura, y él los llevaba. A mí por ejemplo, una cosa que me queda marcada es el Campeonato Evita que fuimos a jugar a Santa Fe en el año 75 y todavía ahora está grabado eso en mi memoria como una de mis mayores experiencias”.
“Con mis colegas de ahora por ahí nos reímos cuando hablamos de esto, porque a mi viejo se le quebraba un pibe por fiesta de educación física, los llevaba a sus casas ya todos enyesados y los padres le agradecían por haberse ocupado. Hoy sería una catástrofe eso”.
claudio balaudo, sobre las fiesta de educación física de la escuela industrial
ANÉCDOTAS QUE QUEDAN GRABADAS
“Los campamentos que el hacía con los chicos de 6° años de la Industrial, era irse a la isla un fin de semana. Y todos los padres contentos porque los hijos se iban a pescar con el “Pelado”. Lo acompañaban Lalo Molinari y el Nene Ramírez. Nunca pasó nada porque Dios es grande pero, hoy por hoy, es imposible hacer eso”.
“Los colaboradores de la fiesta eran siempre los alumnos de 6° año junto a los maestros de taller y algunos preceptores. Entonces venían todos a mi casa. Mi viejo, en ese entonces, tenía un Pontiac negro, un cascarudo. No sé de donde habían sacado un equipo de audio a batería, le colgaron dos bocinas parlantes en el portaequipaje y le hicieron una sirena, que le daban manija contra la correa del ventilador y sonaba, mientras relataban el maratón desde arriba del auto”.

“Un año se les ocurrió que los corredores debían llevar antorchas encendidas. Entonces me mandaron a mi a buscar cañas que había en un terreno de la esquina de mi casa que era de “Pichaco” Arce. Cortaron los tubos de caña, abajo tapado, arriba le pusieron una arandela con un pedazo de pabilo y la llenaron de kerosene. Resultó que el kerosene, en medio de la carrera, empezó a rebalsar y se les prendía fuego la antorcha. Fue una cosa de locos”.
EL LEGADO. EN QÚE MOMENTO SINTIÓ QUE QUERÍA SER PROFE COMO SU PAPÁ
“Desde que me acuerdo. Imaginate que viví las clases de educación física desde que tengo uso de razón. Iba al Sporting con mi viejo a las 2 de la tarde, lo seguía a su laburo y mientras lo miraba también jugaba a la pelota. Pero estaba siempre con él, todas las tardes, a lo sumo volvía a casa para merendar y de vuelta al club. El Sporting era el patio de mi casa”.
“Cuando estaba en 6° grado de la primaria, faltaba uno para completar la posta del maratón que se hacía de 10 x 1000 (10 alumnos corrían 1000 metros cada uno) que se corría por todo Gálvez. Había un curso que le faltaba uno y mi viejo viene y me dice ¿no querés correr vos? No tuve problemas. Corrí para un curso de la secundaria. Estaba en la sangre”.
“Por un lado es un gran orgullo ser su hijo, y por otro lado siempre tuve la mochila de llevar semejante responsabilidad. Cuando empecé a laburar siempre me decían “tu viejo hacía esto, tu viejo hacía lo otro”. Muchas veces tuve que plantarme y decirles que mi viejo era mi viejo y yo era yo. Él era muy docente, le gustaba mucho la escuela. Yo soy más entrenador, soy un ogro entrenador “.
DEL “PELADO” A CLAUDIO, DE CLAUDIO A AQUILES.

“A Aquiles le pude transmitir muchas cosas de las que me enseñó mi viejo. Una de las que más me marcó cuando yo era deportista y discutíamos mucho, era la disciplina que me inculcaba. Al principio cuando nadaba y no quería entrenar, él me decía “si no entrenas deja de nadar”. En ese sentido era drástico . Cuando jugaba al futbol quizás le decía que me quería ir a Django y si al otro día había que jugar olvídate. Elegí el boliche o el futbol me decía”.
“Eso, después lo ves con el tiempo y es la verdad del deporte de alto rendimiento. Si te querés dedicar a eso tenés que resignar muchas cosas. Quizás no lo haces y por ahí te sale bien, pero es una casualidad entre miles. “Beto” Alarcón siempre nos decía “vos podes pararte acá frente al club, taparte los ojos y cruzar la ruta 150 veces. A lo mejor no te choca nadie pero las probabilidades de que te choquen son muchísimas. Bueno, en el deporte si no te cuidas, hay muchas posibilidades de que no llegues”.
“En esto hay que tener perseverancia. Entender que las cosas no salen de un día para el otro. Particularmente soy una cabeza dura que entrena, entrena y entrena, hasta que en algún momento la cosa sale, y si no sale al menos dejaste todo, pero lo que nunca hago es desesperarme. Y eso también lo mamé de él y trato de transmitírselo a mis alumnos”.
PACTO DE CABALLEROS. ¿ES MÁS FÁCIL O MÁS COMPLICADO SER ENTRENADOR DE TU PROPIO HIJO?
“Con Aquiles tuvimos que hacer un pacto. En el entrenamiento soy su entrenador, no soy el papá. Y cuando terminamos de entrenar soy el papá y no soy más el entrenador. Entonces en casa no se discute nada de natación, porque si no terminamos a las trompadas.

“A veces los entrenamientos no salen y el entrenador tiene que presionar, porque es parte del trabajo estimular eso sin avisarle que le vas a meter presión. Entonces si el entrenador aparte de entrenador es papá, fuera de la pileta la cosa se pone espesa. Esa estrategia nos ayudó a sobrevivir en esto”.
“En esto también me sirvió la experiencia con mi viejo. Él era mi profe de educación física y eso por momentos me gustaba, y por momentos no. No me dejaba pasar una, no me perdonaba nada. Los demás pibes podía hacer cualquier cosa que no pasaba nada, pero lo hacía yo y me bajaba la caña. A mí la nota jamás me la puso él, me la ponía la Directora de la Escuela que jamás me había visto hacer gimnasia”.
LO QUE TE DEJA LA CARRERA
“Deja buenas experiencias. Una de las más lindas fue cuando fuimos con Gisel Bondino al mundial de México, fue mi primer mundial. Me paré al lado de la pileta para hacerle la entrada en calor, y en un momento me detengo a escuchar a los demás; uno hablaba en japonés, el otro en inglés, el otro en ruso. Fue muy emocionante. En ese momento caí donde estábamos, dónde habíamos llegado. Después, con Aquiles, es como que normalicé eso, pero las primeras veces fue algo hermoso”.
“Cada etapa tuvo cosas muy buenas. Haber visto competir a mi primera camada de alumnos de natación en el Sporting fue algo espectacular. Mi primer experiencia como entrenador, clasificando a un campeonato nacional fue con Geni (su ahora esposa y madre de sus hijos), así que fue increíble, aparte porque entrenábamos en pileta de verano”.
“Santi Huber fue a correr el Nacional donde corría Meolans, selectivo para los Juegos Olímpicos de Sidney. Viajamos 11 personas y 1 solo nadador, pero era la única forma de pagar el viaje”.

“Después vino la pileta cubierta, los podios de la posta Colombotto, Allegri, Mati Carletti y Lanzo. Esos podios eran una cosa de locos, no entendíamos nada. Habíamos pasado de años clasificar arañando porque entrenábamos en pileta de verano, a un primer año con pileta cubierta donde clavamos 3 podios en un Campeonato Argentino. Metimos al club 12° en todo el país, entre 120 clubes”.
Otra de mis grandes experiencias fue el “Chapu” (Nocioni), que aparte también era muy buen nadador. Yo laburé en básquet por necesidad, porque había que parar la olla. A mí me habían contratado en San Justo cuando se vino todo el lío de la hiperinflación de Alfonsín, y mi sueldo quedó estancado. Me tuve que volver a trabajar acá en Centenario. Después de unos meses, me llaman de Ceci para trabajar en la escuelita que pertenecía a la mutual. Agarré los libros, me puse a estudiar de básquet y con la ayuda de Curuncho (Beltramino) y el Beto (Fasetta), arrancamos. Y ahí estaba Andrés, era un pibe que estaba siempre al pie del cañón. Cuando me toca entrenarlo estaba en minis, tenía 11 años, y él siempre se quedaba, ayudaba, jugaba, molestaba, pero el tipo estaba ahí, firme, y siempre aprendía algo”.


TENER LA CARRERA DE EDUCACIÓN FÍSICA HOY EN GÁLVEZ
“Cualquier carrera que llegue a la ciudad es un beneficio grandísimo. Yo me acuerdo el esfuerzo que tuvieron que hacer mis viejos para que yo estudie, tener que viajar a dedo, o con el comisionista López en la parte de atrás de la Camioneta Argenta, porque adelante iban las maestras. Nos subíamos con Ulises Balbo, en las 5 esquinas, nos tapábamos con algún abrigo y así nos íbamos. Y a la vuelta íbamos a hacer dedo a Santo Tomé. Nosotros nos escondíamos y dejábamos a las chicas solas hacer dedo, porque así era más fácil lograr que paren (entre risas)”.
“Vivíamos 6, 7 en una casa para pagar el alquiler. Tener la carrera ahora acá es algo maravilloso, porque aparte el desarraigo se sufre mucho. Cuando un chico va a estudiar y no termina, enseguida te dicen “huy fracasó”. No, no fracasó, capaz era un excelente alumno pero no se bancó estar fuera de su casa. No es fácil pasar de la comodidad de tu casa a tener que irte solo a estudiar, a cocinarte, lavarte, limpiar, administrarte el poco dinero y la comida que te llevas, defenderte solito. Por eso hay que valorar mucho lo que ahora tenemos”.
EL MENSAJE FINAL A SUS COMPAÑEROS DE CAMINO Y LAS NUEVAS GENERACIONES DE PROFES
“Con mis compañeros todavía nos juntamos. Nos parece mentira ya estar jubilados, que haya pasado tanto tiempo, pero siempre nos apuntalamos entre nosotros. Fue muy lindo haber compartido con ellos este recorrido”.

“A los jóvenes decirles que la carrera de educación física tiene un espectro muy amplio. Es muy linda carrera porque te permite hacer muchas cosas. El profe de historia pueda dar historia y punto. El de educación física, puede dar en una escuela, en un club, en un gimnasio, puede dar fútbol, básquet, deporte de alto rendimiento, amateur lo que se le ocurra. Siempre hay algo que te gusta más, y esto te da la posibilidad de trabajar en lo que más te guste. Eso es impagable”.